miércoles, 20 de julio de 2011

"Todo pasa"

Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:

- Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.

Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total...

Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.

El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo:

- No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio.

Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje - el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey- Pero no lo leas -le dijo- mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación.

Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían.

Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos.

No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino...
De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso: Simplemente decía: "ESTO TAMBIÉN PASARÁ". Mientras leía "esto también pasará" sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos. El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido.

Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes... y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.

El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo: Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.

- ¿Qué quieres decir? -preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.

- Escucha -dijo el anciano- este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras.

No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.

El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: "Esto también pasará", y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, porque el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado. Entonces el anciano le dijo:

- Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas

lunes, 30 de mayo de 2011

"Todo tiene su fin"

Todo empezó con una llamada: “Buitre, están buscando a alguien que haga las previas y crónicas del Puertollano”. Era Jesús Monroy, fotógrafo del Día de Ciudad Real que decidió que yo podía ser el elegido. “¿Y?” le dije. “Que tú eres socio, vas a ir a los partidos, y podrías probar, y si te sacas un extra, pues mira, eso que te llevas”. Pensaba que estaba loco, pero al día siguiente la llamada de la entonces directora del periódico me hizo una oferta, para probar… Así empezó mi idilio con el Día de Ciudad Real que ha durado hasta que a finales de este mes cerraba…

Lo que empezó con previas y crónicas, se amplió a noticias casi diarias, y a previas y crónicas del CB Puertollano, por entonces en liga EBA. Nunca me ha dado por contar los artículos que he podido escribir, pero se pueden imaginar que no son ni veinte ni treinta, sino muchísimos más.

En el camino, la retirada del gran Manolo Serrano de las ondas me “obligó” a asumir el timón de los Deportes a la Palestra en la Cadena Cope. Si, leen bien, me “obligó”. Porque en el inicio de un partido en el Sánchez Menor, Manolo Serrano se me acercó y me dijo: el martes es mi último programa en la radio, y he pensado que tú podrías continuar con él. Sonreí, y le dije: “puff Manolo, no me veo, no me veo”. Él, sabio, dijo: “te llamo y hablamos”. Y sí, me llamó, quedamos en la radio y demostrando ser el más listo de la clase, me colocó unos auriculares, me puso frente a un micrófono y… empezó su programa de radio diciendo: “Buenas tardes, hoy es mi último programa de radio pero a partir de mañana será Fernando Romero quien lleve el tiempo del deporte para Cope Puertollano”… Éstas fueron, más o menos sus palabras ante mi mirada atónita pensando en lo pardillo que podía haber sido, ya que no sabía ni por dónde me había venido… pero me marcó un gol por toda la escuadra.

Al día siguiente, muy pero que muy nervioso, empezaba mi idilio con la radio, que hasta hoy se mantiene (mañana ya veremos aunque todo apunta a que la puerta sigue abierta por ambas partes). No podré olvidar ese primer programa, el cual guardo con un cariño especial. Ni olvidaré quién me acompañó en ese primer programa: Manolo Rodríguez. ¡Qué fácil me lo pusiste capi! Salió más o menos bien para ser el primero… y luego ya… un sinfín de programas, y muchas anécdotas, algunas que nunca podrán ser contadas, pero que no por ello dejan de ser divertidas. Incluso más de una “rajada” que siempre era sustituida por una segunda oportunidad para decir las cosas “de otro modo, más calmado” ¿Te acuerdas Pedro? Pero mi día a día en la Cope, tiene nombre propio: Juanma Romero. Compañero de fatigas para el que solo tengo palabras de agradecimiento y del que solo puedo contar cosas buenas. Porque los ratos de espera en la radio han sido, en muchas ocasiones, grandes momentos de confesiones, de desahogos, pero en la gran mayoría, de válvula de escape, de risas y de desconexión de la realidad que muchas veces nos machaca. ¡Gracias hermano!

¿Y de Deportellano? ¿Qué decir? Pues que creo que estoy dentro más por amistad que por convicción. No debo mentir. Siempre admiré como tres personas (Ángel, David y Carlos) empezaron con un juguete entre sus manos y consiguieron llegar a lo que hoy es Deportellano, porque los dos primeros ya no están, pero su obra sigue creciendo. Porque al final, Carlos, el incombustible, ha continuado, pero no sería justo olvidarse de las dos personas que le acompañaron al principio y que deben sentirse orgulloso de ese producto que hoy frena en seco para descansar, quién sabe si hasta pronto o hasta siempre.

Me metí a colaborar, para echar una mano y acabé metido hasta el cuello. “Lo que te faltaba ya” me decían los que me rodean. Y no oculto que llegó un momento que me ví desbordado, cansado, saturado con tanto medio de comunicación, y mi mente no daba para más. Entre otras cosas porque mi trabajo (el que me da de comer) no tiene nada que ver con este mundillo… y al final o frenaba o me volvía loco. Y prefiero parar, porque mi locura la guardo para otra cosa.

Yo quiero pensar que el cierre de la página será temporal. Quiero pensar que será un “hasta pronto” más que un “hasta siempre”. Porque lo que necesitamos es parar, descansar y no tener la obligatoriedad de escribir, sino poder buscar la fórmula para volver a escribir por devoción. Y para ello cuento con ese grupo de personas que nos hagan creer que Deportellano tiene futuro.

Pero por si acaso, quiero pedir perdón a los que creen que se merecen un sitio en esta columna pero que por razones de espacio (no de olvido), no pueden salir… Gracias al deporte local en general, pero por una sola razón: por la oportunidad que me ha dado de conocer a gente maravillosa a la que tengo que respetar por todo lo que me han demostrado.

Si hablamos de fútbol, tengo que quedarme con la generación de “personas”, por encima de futbolistas, que nos hicieron disfrutar con el ascenso y la segunda Copa Federación. Todos, repito, todos, tienen mi cariño y respeto. Desde el cuerpo técnico hasta el jugador que menos minutos jugó esa temporada… ¡que calidad humana señores! Difícil encontrar y conjugar un vestuario como ese… difícil… es más, muchas veces lo hemos hablado Carlos y yo: como ese, nunca veremos un vestuario igual. Gracias por el respeto que nos disteis y por saber distinguir entre la profesión y la persona como tal. No los nombro porque me dejaría alguno y sería una auténtica injusticia. Más de uno, de los que han pasado después por el equipo, debería aprender algunas lecciones de humildad de ese grupo de personas…

También el mundo del fútbol me ha enseñado las dos palabras más utilizadas por las juntas directivas: “ir todos en el mismo barco” y “la prensa no ayuda”… la primera me hace mucha gracia porque tan solo iban en el mismo barco aquellos que reían las gracias presidenciales o las que venían marcadas desde la dirección deportiva. O los engañados, que por desgracia han sido muchos, que han pasado de ser engañados a estar decepcionados por estar tan ciegos. Y con la segunda frase ya me parto de risa, por no poner que me “descojono” que los literatos amantes de la poesía vinculada al deporte se me enfadan. Y es que es para reírse: “la prensa que no ayuda”… Frase que ha servido para engañar a muchos y que mientras han gobernado los de la gestión intachable, ha servido para que mis espaldas fueran cada vez más anchas, viendo el aluvión de críticas que he recibido, llegando incluso a ser persona “non grata” e intentando coaccionar mi libertad de expresión, cosa que gracias a mis superiores, nunca han conseguido. Y el tiempo, que acaba poniendo a cada uno en su sitio, acabó demostrando que “la prensa que no ayuda” resulta que quería más al club que muchos de los que se vanagloriaban y se daban baños de multitudes como defensores de los intereses de un club que dejaron hundido. Resumiendo: “prensa que no traga con las cosas mal hechas y que critica lo que no está bien, prensa que no ayuda”. Entiendan entonces el por qué me hace tanta gracia esa frase… Por cierto, una “penúltima” pincelada, el mismo peso pesado que hundió el barco, se jacta en las redes sociales de los males del club… hay que ser imbécil…

Y otra enseñanza del mundo del fútbol profesional: “gran parte de ese mundo es una mentira”. Háganme caso… La falsedad abunda… y la cobardía más. Por detrás, lo dicen todo, a la cara y ante un micrófono, nada… Y que no se me enfaden los jugadores, pero a alguno lo de mercenario se le queda corto… háganme caso que sé de lo que hablo…

Del mundo del fútbol sala me quedo con las figuras de Javier García Carpintero y de Ramón Joaquín Lozano, por lo que me han ayudado, enseñado y sobre todo, respetado. Gracias por todo. Por gente como vosotros merece la pena buscar soluciones para intentar que este parón sea un “hasta pronto”.

Y no me olvido del mundo del baloncesto. Como no quiero ser injusto, debo agradecer a los Noni, Muñiz y compañía que me metieran en vena un deporte que cubría por obligación, no por devoción. Y al final acabó apasionándome, porque al igual que pasó con el año mágico del fútbol, supieron trasmitirme la pasión con la que ellos vivían el deporte de la canasta siendo personas por encima de director deportivo o entrenador. Luego, tras su salida, las diferencias deportivas y profesionales, que no personales, me hicieron alejarme del mundo del baloncesto. Si alguien está molesto, que me perdone pero también que se pregunte el por qué de las cosas. Y no me olvido del actual presidente, Miguel Ángel Espinosa, que se merecía su fase de ascenso a liga EBA, y que se ha ganado todo mi respeto y admiración por el buen trato que me ha dispensado a pesar de su incómoda posición.

Como no podía ser de otra forma, quiero dar las gracias a todos aquellos compañeros de los medios de comunicación que me han demostrado que son personas por encima de rivales (como ven, me quedo con las personas por encima de todo). He conocido unos pocos, son ya unos cuantos años, y al final, me vienen a la mente muchos de los que siguen y de los que ya no están vinculados a los medios por unas razones u otras: a los Paco Otero, Retamosa, Cándido… gracias por vuestra compañía y apoyo en el Día de Ciudad Real. Ha sido un placer trabajar con vosotros y siento vuestra situación… ánimo y sobre todo, mucha suerte que os la merecéis. Gracias a Ángel, David y Carlos por darme la oportunidad de ser uno más dentro de vuestro proyecto. Sobre todo a éste último, por los buenos momentos que el mundo del deporte nos ha dejado compartir y los sitios que nos ha permitido visitar. Querido Carlos, perdona si al final no he llegado con la fuerza que requería la página, pero de sobra sabes las razones. Al mismo tiempo, gracias por todo “Vitor”, creo que entre nosotros, está todo dicho. Gracias también a los que, de alguna manera, habéis colaborado con la página, porque sin vosotros, el final de Deportellano habría llegado mucho antes. De los compañeros de los medios locales, gracias a los que me habéis entendido y conocido como persona, por encima de audiencias o liderazgo en ventas…

No puedo olvidarme, tampoco, de aquellos seguidores de la página que, en los peores momentos, esos de tantas críticas, estuvisteis dándome el apoyo incondicional y demostrasteis que, pese a lo que se decía en mi contra, confiabais en la veracidad de mi información. En parte, el tiempo también os ha acabado dando la razón (con especial cariño a Mari Carmen, madre e hija…)

Pero despedirme sin agradecer todo lo que me ha dado este mundillo sería una falta de respeto a una profesión que admiro y que considero totalmente infravalorada. Me considero una persona afortunada por todo lo que me ha enseñado, por todo lo que me ha dado y por todo lo que me ha permitido conocer. Los que me rodean dicen que “tengo una flor en el culo”. Yo casi prefiero considerarme una persona afortunada, como he dicho antes, parece que suena mejor.

Perdón a los que me rodean en el día a día, por robarles tiempo, por hacerles sufrir con el dichoso teléfono que no para de sonar y por mis momentos de prisas y agobios para llegar a todo.

Y para acabar (perdón por el testamento), GRACIAS a ese Ángel que se que me acompaña, ese que apareció en el momento justo y que ya no quiero que me abandone nunca, porque lo quiero siempre a mi lado… Si me han quedado fuerzas para terminar la temporada, ha sido gracias a él, CREO… Soy optimista y espero que esto sea un “hasta pronto”, pero por si las moscas… “hasta siempre y gracias”

domingo, 1 de mayo de 2011

"Te lo mereces"

Ser yo quien escriba de fútbol sala casi se podría ver como una osadía por mi parte. Un atrevimiento si me apuran. Pero lo cierto es que no puedo dejar pasar esta inmejorable ocasión para mandar mi más sincera felicitación al mundo del fútbol sala.

Mientras se agotan los últimos días de temporada, y quién sabe si de algo más, contemplo con orgullo, desde la lejanía, un nuevo éxito para el deporte de mi ciudad, de la que me siento orgulloso y de la que sigo diciendo que es un ejemplo de apuesta por y para el deporte.

Pero los proyectos los generan y mantienen las personas. Como también los destrozan. Pero en este caso, el del fútbol sala, es especial. Lo generó, casi por encima de las posibilidades reales, un presidente, Tomás Olmeda, quien seguro que desde la lejanía, como yo, está feliz por el ascenso consumado. Sea más o menos justo, él inició el camino hasta la División de Honor, con sus errores… pero al César lo que es del César…

Y cuando peor estaba la nave en el apartado económico pero mejor estaba el equipo en el apartado deportivo, surgió el problema de siempre: “amigo don dinero”… El club se debatía entre la vida o la muerte, agonizaba, los que parecían los últimos suspiros los daba cada fin de semana sumando, de nuevo, tres nuevos puntos sobre la cancha. Ese escenario en el que los jugadores hablaban, demostrando que su implicación con un proyecto, una ciudad, y una afición, estaban por encima de todo.

Tras la dimisión de Olmeda, los jugadores se sintieron impotentes… pero tiraron de “bemoles” para sacar adelante al equipo en lo deportivo mientras un grupo humano se encargaría de la gestión del club hasta final de temporada, buscando de donde no había para paliar la delicada situación de un equipo que iba creciendo en unión. Una unión que, como no podía ser de otra forma, hizo la fuerza hasta el punto de decir: “lo vamos a conseguir sí o sí”… Y lo consiguieron. Y me puedo imaginar lo que habrá sido empezar el partido sabiendo que eran equipo de División de Honor al caer derrotado el Ribera Navarra en su partido de esta jornada. Y me puedo imaginar lo que habrá sido la celebración de una nueva victoria como solo saben hacerlo los grandes, demostrando profesionalidad absoluta sacando, pese a tener su objetivo conseguido, los tres puntos que hoy se ponían en juego.

Me alegro por un tipo como Vigara, que es de Puertollano y que ha sido, como siempre, un elemento indispensable en la consecución del ansiado y merecido ascenso. Se lo merece por todo y ha demostrado la calidad deportiva y humana que atesora.

Me alegro por un tipo como David Ramos, que posiblemente no me conozca (totalmente lógico por otra parte) pero que ha demostrado lo que es saber dirigir a un grupo “tocado” en lo económico pero “crecido” en lo deportivo. Uno más dentro de la plantilla pero siempre firme en su posición. Uno más entre los problemas pero siempre teniendo como forma de vida la profesionalidad y el respeto hacia un proyecto, una afición y una ciudad que ya es de División de Honor.

Me alegro por los jugadores, que han sido ejemplo para todos. Ejemplo de superación ante las adversidades y ejemplo de profesionalidad infinita. No habría sido justo que se hubieran quedado sin ascenso… se lo han merecido porque han sido los mejores sobre la pista y los mejores fuera de ella… y al final, ha existido justicia y me alegro por ellos.

Pero no podía acabar esta columna sin reconocer que me alegro, por encima de todos, por Javier García Carpintero. No me duelen prendas en ser agradecido con las personas como Javier. Aunque yo sé que le habría gustado verme por el pabellón, disfrutando del fútbol sala del equipo, siempre ha respetado mi postura, mi decisión, mis razones y mi situación. Nunca ha habido una mala cara. Siempre ha estado cuando se le ha necesitado, sin un solo reproche. Siempre. Y quizá porque ha sido mi voz cuando tocaba hablar de fútbol sala, sé lo que ha sufrido, sé lo que ha luchado y me puedo imaginar lo que está disfrutando. Porque todos lo merecían, pero él un poco más que el resto.

Su vida es el fútbol sala, o mejor, su vida el CD Puertollano de fútbol sala, y por fin este deporte le ha recompensado tantas horas de dedicación, tanto esfuerzo, tantos momentos difíciles, complicados. Su sonrisa lo dirá todo. Y quiero dedicarle a él esta columna, porque creo que se lo merece y porque su trabajo no está parando balones o marcando goles. Su trabajo, entre bastidores, está en dejarse la piel porque el equipo de fútbol sala de su ciudad esté en lo más alto. Era un sueño… y su sueño se ha hecho realidad.

Ahora, más de uno se apuntará al carro. Más de uno se sumará al éxito conseguido. Yo, humildemente, me apuntaré al carro de la felicidad de un aficionado al deporte de mi ciudad que desde esta noche tiene un equipo en División de Honor. Pero ir más allá me parecería una injusticia hacia todos aquellos que sí han sentido pasión y dedicación por y para el fútbol sala. El motivo de alegría es para toda la ciudad, pero la felicitación es para unos pocos… Las medallas: para junta directiva, cuerpo técnico, jugadores, la afición que ha ido al Antonio Rivilla desde el primer hasta el último partido y los medios de comunicación que siempre han estado ahí. El resto, disfrutemos desde la barrera… FELICIDADES A TODOS LOS QUE HE MENCIONADO, pero sobre todo, FELICIDADES JAVI, y por siempre GRACIAS POR TODO.

miércoles, 13 de abril de 2011

"Cuestión de fé"

En un año extraño, el CD Puertollano disputa la Final de Copa Federación y en el ambiente parece que se disputa un amistoso de pretemporada. Está siendo un año complicado. Lejos de realizar un balance pormenorizado de esta difícil temporada, hay que centrarse en la oportunidad histórica de ser el único equipo que pueda contar, entre sus vitrinas, con tres entorchados.

Cierto es que el año de “transición” está dejando un ambiente enrarecido, donde la palabra “cansancio” está siendo la más utilizada tanto a nivel interno del club como en su entorno. Hay una sensación extraña en el ambiente. Y me incluyo. En condiciones normales habría estado allí, pero mis obligaciones laborales, el cansancio y la falta de ilusión también me han echado para atrás.

Y a pesar de todo, me aferro a la idea de CREER. Las fuerzas no acompañan, pero siempre hay algo que me anima a pensar que es posible. El fútbol es un estado de ánimo. Y el que rodea al CD Puertollano no es el más adecuado para desbordar optimismo por los cuatro costados, pero si perdemos la esperanza, casi mejor ni preguntar por el resultado, casi mejor olvidarse del partido, y casi mejor ni hablar de fútbol.

El 0-2 de la ida hizo daño. Quizá porque el partido acabó en el minuto doce. Quizá porque al equipo le faltó capacidad de reacción. Quizá porque la afición no respondió como se esperaba y la ocasión merecía… y todo ello hizo que más de uno tirara la eliminatoria antes de tiempo.

Pero CREO en la palabra de los jugadores y del cuerpo técnico. Maestre viaja con lo mejor que tiene a tierras vascas. Se quedan los tocados y los que de manera infantil se quedan sin final por un momento de rabia, calentón o falta de inteligencia, llámenlo como quieran. Los que van son los mejores desde el mismo momento en que ayer se conocía la lista de convocados. Los mejores jugadores de mi equipo con el mejor entrenador de mi equipo.

CREO que el mensaje que han vendido estos días no puede ser falso. Saben que la Copa Federación es importante para su club, como saben que no es lo mismo cobrar treinta mil euros que noventa mil. Y saben que la eliminatoria está complicada. No hay derecho al fallo, solo valen aciertos, virtudes y jugar al 200%. Saben que van de víctimas y por méritos propios. Pero ese papel no les vendrá mal del todo en un partido en el que ya no tienen nada que perder y donde tienen todo por ganar.

Sinceramente, tras acabar el partido de ida en el estadio Ciudad de Puertollano, fui el primero en decir: “se acabó”. Pero luego con el paso de los días los jugadores son los que te van contagiando que ellos CREEN. Tienen las claves para conseguir la tercera Copa Federación para el club, tienen sus armas, y tienen fe… solo queda confiar en ellos y en la suerte del acompañe, que tan necesaria es en el mundo del fútbol.

Por tanto, solo nos queda una opción: CREER en ellos. No podemos perder una Final sin ni siquiera disputar los noventa o ciento veinte minutos, o sin soñar con llegar al menos a los penaltis y subir al cielo de Lemona la Copa Federación. Pese a que está todo en contra, yo CREO… es cuestión de fe ya no en unos jugadores y un cuerpo técnico, sino en un club, que está por encima de todo… Y ustedes… ¿CREEN?

miércoles, 10 de noviembre de 2010

"Mentir para creerse mejores..."

Hablo hoy de la competencia… Y no de la meramente deportiva, esa que se impone en un terreno de juego, esa que hace que cada deportista se esfuerce un poco más para poder acceder a la carísima titularidad. No, hablo de la competencia entre medios o en la vida real, en los puestos de trabajo o entre empresas.

Y no me quiero centrar en la sana rivalidad, en la sana competencia… algo que bien entendida y realizada te lleva a grandes progresos personales, profesionales y que sirve para aumentar la calidad de cara a terceras personas si me apuran, porque la sana y noble competencia es buena puesto que la calidad del servicio que se ofrece es mayor y mejor.

Quiero hablar de la competición desleal, de la mala idea a la hora de captar oyentes, captar lectores o captar clientes… cuando se intenta hacer a base de mentiras o falsas verdades, que es lo mismo… o cuando se desprestigia el trabajo de un compañero por el simple hecho de recibir una palmadita en la espalda como reconocimiento, sin darse cuenta que eso puede ser “pan para hoy, y hambre para mañana”. Porque por encima de nombres de empresas están las personas. Y en esta profesión, la de los medios de comunicación, se pierde la dignidad cuando uno intenta pisotear a un compañero a base de mentir a terceras personas. Lo que pasa es que, como tantas veces he repetido, el tiempo pone a cada uno en su sitio. Y lo triste es que algunos no se dan cuenta que tienen que ser personas dignas antes que profesionales en su materia, porque sino el periodismo pierde su sentido y el día de mañana se cerrarán muchas puertas… porque acaban perdiendo credibilidad en sus respectivas funciones por el mero hecho de utilizar la falsedad como herramienta de trabajo diaria.

En mi puesto de trabajo, tengo que ejercer el noventa por cien de mi jornada como comercial. Y el tiempo que llevo actuando como tal me ha demostrado y enseñado que nunca, bajo ningún concepto, puedes utilizar la mentira para captar un cliente, porque al final se te vuelve en contra y te estalla en toda la cara.

Lo triste es que otros no se den cuenta que en la sana rivalidad y en la noble competencia está la clave del éxito y la credibilidad. Y, como consecuencia, la satisfacción del deber cumplido. Algo que enriquece y se agradece, a largo plazo, de una manera bestial.

Y centrándome en los medios de comunicación, si para captar oyentes o lectores, hay que recurrir a “en exclusiva…” o “en primicia…” aún siendo totalmente falso, la credibilidad queda por los suelos… Y desgraciadamente conozco ya demasiados casos. Y más perplejo me quedo cuando, para captar clientes para publicidad, se utilizan recursos tan barriobajeros como “haz la publicidad con nosotros porque “tal” o “cual” medio aquí no emite o no llega… LAMENTABLE argumento para acabar recibiendo la palmadita del jefe, porque quedan como “rastreros” y al final quedan con el culo al aire. Porque como ha dicho mi padre siempre, “las mentiras tienen las patas muy cortas” o “se pilla antes a un mentiroso que a un cojo”…

Me entristece saber que para querer aparentar ser mejor que la competencia, haya que recurrir a la mentira, al engaño o cualquier estratagema con tal de creerse mejores. Pero es lo que hay y con lo que toca convivir. Lo peor es entrar en ese juego o utilizar las mismas armas. Por eso, allá cada uno con su conciencia.

Como siempre digo, esto no deja de ser una columna de opinión, en este caso no relacionada directamente con los resultados deportivos de un equipo, o con la pésima gestión económica de algunos “seres” que aún se van de rositas. Es simplemente, una llamada a la dignidad profesional tanto a nivel de medios de comunicación como en la vida diaria. La mayoría no la entenderán, pero los que saben de qué hablo… habrán captado el mensaje, aunque ya los conozco y sé que no cambiarán.

Por cierto, ¿veían la serie “Los Hombres de Paco”? Pues yo sí. Y los que la vieran se acordarán de por donde se pasaba el comisario las cosas… Pues por ahí me paso yo las “primicias”, “exclusivas” o cualquier otro argumento “barriobajero” para pisotear a un compañero, sea del medio que sea…

jueves, 28 de octubre de 2010

"Tanta paz lleves..."

… como descanso dejas. Se acabó la andadura de Jesús Giménez en el CD Puertollano. Por fin. Y me alegro. Y mucho. Y no hago una fiesta… porque no se la merece. Reconozco que en el día de ayer tuve un motivo más de alegría en mi vida. Tras dos años de auténtica tortura, tuve la suerte de escuchar que el señor Giménez ya se había desvinculado de la entidad.

Y me alegré porque por fin “mi equipo”, repito, “mi equipo” se había quitado un gran peso de encima. Porque en mi club solo quiero gente honrada. Gente que puede ser el peor o mejor entrenador, peor o mejor secretario técnico, peor o mejor fisio, peor o mejor médico y peor o mejor jugador pero, a pesar de ello, prefiero gente honrada a gente sin escrúpulos.

Me alegré porque su salida es un bien para el club. Y simplemente quiero eso, lo mejor para mi club. Sin más. Se marcha el “profesional”, el mismo que se reía y se jactaba de haberme tenido que atender en pleno verano cuando vestía yo con camiseta, bermudas y chanclas… cuando puso su culo en la silla presidencial. Supongo que algún día podrá perdonarme el señor ministro… de traje y corbata un día sí otro también… (¡Ah no! Que él no usaba traje)

Todavía presume de haber traído aquí grandes jugadores, como Tariq, Granada, Óscar Ventaja (¡uy perdón!, que éste último no cuajó) y bien que lo agradecimos por las tardes de gloria que nos dieron. Eso sí, aquí estuvieron por un módico precio (¡uy perdón!, que no fue tan módico). Un precio muy por encima de las posibilidades que el club se podía permitir (tanta culpa suya como del que se lo permitió, pero ese es otro capítulo) y que al final, sumando unas cosas y otras, nos deja una deuda para un club como el Puertollano de más de un millón doscientos mil euros, que se dice pronto.

A él le agradeceremos siempre gran parte de la deuda de la entidad, solamente por pagar a determinados jugadores la módica cantidad (¡uy perdón! Me volví a equivocar, que no era tan módica) de seis mil euros a jugadores que ahora disputan partidos por menos de la mitad, o que simplemente, ni juegan en sus actuales equipos… Como tendremos que agradecerle sus “caprichos” que supusieron engordar un poquito más la deuda del club, y que bien caro nos está costando…

Pero tanta alegría al final se “jode” (perdonen la expresión), ya que me molesta de sobremanera que no solo ha contribuido de gran manera a la ruina económica del club, sino que además se lleva cincuenta mil euros. Sí, han leído bien, aunque se lo pongo en número que parece que llama más la atención: 50.000 €. ¿Ven? ¡Habían entendido bien! Y eso que, dentro de lo malo, estaba más o menos conforme (dentro de mi “cabreo”) cuando me dijeron que se le iba a pagar lo que se le ofrecía (20.000 €) y algo más. ¡Joder con el algo más! ¡Más del doble! ¡30.000 € más! “Casi ná”…

Y para colmo de los colmos… resulta que se permite el “lujo” de poner en duda los conocimientos de los actuales gestores de la parcela deportiva… ¡y lo hace la misma persona que se encargó públicamente de repetir, casi hasta la saciedad, lo mucho que quería a este club y miren donde lo ha dejado! No seré yo quien, ahora, defienda la capacidad de esos gestores actuales, porque habrá que hacerlo con el paso del tiempo, pero por lo menos, hasta ahora, me han demostrado una honradez que él no me demostró desde que llegó a éste, “mi club”.

Reconozco que toda la felicidad al enterarme de su salida se ha transformado en rabia al enterarme, esta mañana, del acuerdo económico al que llegó con el club. Por eso pido disculpas por el tono de esta “columna de opinión” y por las palabras mal sonantes, pero es lo que tiene ser “no profesional” (¿verdad señor Giménez?) que uno no tiene la exquisitez ni la verborrea de otros compañeros (tremendamente profesionales según usted) y encima trabaja para un medio que permite libertad de expresión, y del cual, al día de hoy, “no me ha llevado un duro, al revés, me ha costado dinero” y lo digo con mucho orgullo y bien alto… Por tanto, mi no profesionalidad me lleva a escribir así de mal, pero me queda la conciencia muy tranquila porque al final el tiempo pone a cada uno en su sitio y el suyo, desde ayer, afortunadamente, está lejos del equipo de mi ciudad, al cual seguiré defendiendo con orgullo aquí o allá donde esté. Porque usted se larga, pero los demás nos quedamos para seguir contando, de la mejor manera que sepamos, a pesar de cometer muchos errores, el día a día del CD Puertollano, llegue o no el grupo inversor, que conviene no olvidar que en caso de aterrizar es, entre otras cosas, para paliar la deuda que se arrastra de años anteriores. Pero alguno seguirá pensando que todo lo ha hecho bien…

Por tanto, señor Giménez, y pese a todo, “tanta paz lleve, como descanso deja”…

lunes, 25 de octubre de 2010

"Un regreso poco gratificante"

El domingo, después de mucho, mucho, mucho tiempo, volvía al pabellón Luis Casimiro. Son muchas las razones por las que no he acudido con anterioridad, las cuales son de sobra conocidas por todos y cada uno de los que conozcan el funcionamiento de esta página web y de los que conozcan mi situación personal, laboralmente hablando.

Dichas razones han sido entendidas por la mayoría, respetadas aunque no compartidas por la minoría y no entendidas por la otra minoría, algo que sinceramente, a estas alturas, ya me da un poco lo mismo, porque a veces hablar con determinadas personas es como si hablaras con una pared, que no atiende ni quiere atender a razones.

Dicho esto, debo reconocer que volví a la pista en la que tanto baloncesto he visto y del que tanto he disfrutado con la ilusión de volver a reengancharme, de volver a ilusionarme. Con las ganas que el presidente de la entidad, Miguel Ángel Espinosa, ha querido y sabido contagiarme, dispuesto a realizar recortes casi imposibles a mi vida personal para ir siempre que pueda y que el deporte del fútbol y otras obligaciones personales, me lo impidan.

Allí estuve departiendo con mi compañero Ángel Moreno y viendo las evoluciones de un partido que me dejó un sabor agridulce porque esperaba mucho más del CD Puertollano. Mucho más. Me habían contado tantas cosas buenas del equipo que casi me esperaba una victoria aplastante ante un equipo que encima invitaba a ver gente como Fran o Carlos Tomás que siempre han tenido (y tienen) un trato exquisito hacia mi persona. El Basket Cervantes, con todos mis respetos, está condenado a pasar apuros aunque ojalá me equivoque, puesto que sería una alegría para mí viendo salvarse a gente como la ya mencionada, porque solo puedo desearles la mayor de las suertes.

Respecto al Puertollano, lo que ya he dicho. Me decepcionó. Por supuesto que los puristas o aquellos que no quieren entender una mera opinión personal, podrán decir, y además con toda la razón del mundo, que no se pueden sacar conclusiones al haber presenciado la segunda parte de un partido. Así es, pero las saqué. No me gustó, no me motivó y quiero y deseo que mejoren. Porque quiero lo mejor para el equipo de mi ciudad, independientemente de quien lo presida, o si quien está en el banquillo me parece mejor o peor entrenador, o mejor o peor persona. Porque esté quien esté, siempre querré lo mejor para los equipos de mi pueblo. Y siempre defenderé a los jugadores que formen la plantilla, porque para mí serán los mejores. Y si son capaces (todos los estamentos del club) de aceptar las críticas como constructivas, mejor que mejor.

Sí que me gustó poder saludar a gente que hacía tiempo que no veía, y que me esperaron hasta el final de las ruedas de prensa para saludarme (ellos saben quien son) al igual que me gustó saludar a los ex jugadores del Basket Puertollano y CB Puertollano con los que tantos partidos he compartido, con muchas alegrías y algunas decepciones, pero que nunca tuvieron un mal comportamiento ni un mal gesto hacia mi.

Precisamente fueron esas personas las que me incitaron a no perderme ni un partido de baloncesto, aunque también debo reconocer que en épocas pasadas, solo me dedicaba al deporte del fútbol y del baloncesto (crónicas y previas) para un medio de comunicación y todo me resultaba mucho más cómodo y disponía de mucho más tiempo. Ahora todo es distinto. Por eso quizá no me sentí tan cómodo. Quizá por eso no sentí el pabellón Luis Casimiro como si fuera mi casa.

Quizá por eso, y porque el trato dispensado no tiene nada que ver con lo que fue cuando no me perdía ni un partido. Por eso, y por la envidia sana que siento al ver cómo se trata ahora a Ángel Moreno (¡ole tus cojones!) al ser el encargado de no faltar a ningún partido. Algo que condiciona, y mucho el trato hacia los medios. Algo lógico si me apuran y respetable por supuesto. Algo que yo demandé en su día. Algo que conseguí en su día. Algo que debe servir, además, para recordar a más de uno (que repito que se ha propuesto no querer entenderlo) que unos viven de los medios, y otros no (en mi caso).

Y casi finalizo diciendo que eché en falta en la grada a una persona que por vivir el baloncesto como lo ha vivido se ha llevado más de una “leche” y más de un dolor de cabeza. Pero creo que el tiempo lo curará todo y que algún día volverá, no sé si con la actual junta directiva o con las futuras, pero espero que sea pronto, porque las gradas del pabellón le echan de menos. Y ciertas cuestiones tienen que quedar habladas y aparcadas por el bien del deporte de la canasta local. Pero por supuesto, que cuenta con todo el respeto del mundo haga lo que haga.

Por tanto, valga esta opinión firmada como expresión de unas sensaciones que distan mucho de lo que me esperaba. Una pena. Porque al fin y al cabo tengo que dar la razón a más de uno respecto a la actitud y forma de ser de determinadas personas. Suerte al CD Puertollano, porque lo deseo de corazón. El que quiera entender, que entienda…